¿Consumimos para ser feliz? Todo lo mejor, todo lo sublime, lo más recomendable, porque lo necesitaré, sería más cómodo, me lo quiero comprar, me vendría bien, me hace falta, lo tiene "fulanito", no es muy caro... un sin fin de excusas e inocentes convencimientos que nos hacemos a nosotros mismos cada día.
¿Por qué en Navidades tenemos que comprar todos polvorones y champán? ¿Por qué el día de tu cumpleaños te tengo que hacer un regalo? Tal vez esta sea la penitencia del pecado de tanto consumir, te acabas pervirtiendo de tal manera que confundimos nuestro verdadero fin vital con todo lo que de material podemos acapar.
Y es que el consumir pretende dar sentido a muchas cosas.
Si alguien tiene mucho, es porque otro tiene menos, o no tiene. Ya sabemos que la pobreza es la carencia, falta y, sin embargo, no tenemos esa tendencia solidaria entre los seres humanos, porque el que más consume, ante todo, sigue consumiendo.
Y mientras mucha gente muere de hambre o no tiene los servicios mínimos (alfabetización mínima, agua potable, servicios sanitarios) otros "nos gastamos" cantidades incesantes de dinero por ejemplo en cosméticos, en el doceavo par de zapatos o en una televisión de plasma como el que tiene mi amigo.
Un vez iniciado el consumismo es fácil quedar seducido por sus redes. Creo que tiene ya algo de enfermizo el comprar lo que "nos dicen" o aquello que nos meten por el ojo. Si es verdad, que esto no se arregla con ninguna medicina farmaceútica por muy bien presentado que esté...
Consumehastamorir.com reflexiona sobre la sociedad de consumo en la que vivimos, utilizando los instrumentos más poderosos, la publicidad.
1 comentarios:
He encontrao tu blog de casualidad. que buena es la web
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